En días como estos, recuerdo me pasaba horas eternas mirando por la ventana,
quería sorprender al "Viejito Pascuero", y ser la primera en ver los regalos.
Claro que siempre, terminaban acostándome temprano, así que al día siguiente, me levantaba muy de prisa, a revisar debajo de la cama, y asombrarme con todos mis regalos.
Pero al "Viejito Pascuero" nunca lo veía, sin embargo Navidad tras Navidad, siempre lo esperaba.
Recuerdo mis muñecas, y mis juegos...que nostalgia, esa era la magia de la Navidad.
Hoy, ya no espero al "Viejito Pascuero", ni tampoco espero mis regalos, porque ahora entiendo que el regalo más grande está dentro de mi, mi corazón, mi esencia.
La magia de la navidad, es Jesús, es la celebración de su nacimiento, es la reflexion de lo vivido, de las cosas hechas, de las personas idas, de los amores rotos, de la vida misma.
La magia de la navidad es el amor que siento por quienes me rodean, por las cosas que hago, por los sentimientos que afloran cuando encontramos a quien entregárselos.
La magia de la navidad, es un fuerte abrazo, un beso, una caricia, un te quiero.
Es dar felicidad a los demás, por el simple hecho de verlos felices.
Es dar gracias a Dios por todo cuanto nos entrega a diario, ser agradecidos de corazón.
La magia de la navidad, es simplemente tener la oportunidad de experimentarla, de armar el arbolito con quienes quieres, de compartir un momento especial con gente especial, y sobre todo, saber que somos amados y que poseemos la capacidad de amar.
Ya no miro por la ventana, si viene el viejito pascuero, en su trineo y con sus renos...hoy miro por la ventana de mi corazón, y me siento feliz, por el gran regalo que Dios me ha dado.
